Una semblanza es un retrato o bosquejo biográfico de una persona.
Hemos pedido a Galo Sánchez Vega que realizará una semblanza de la persona que fue el alma de este coro.
Esperamos que sea de vuestro agrado.
ENSAYO BIOGRÁFICO SOBRE LA FIGURA DE
JOSÉ VICENTE ORDÓÑEZ NORIEGA
(PEPE EL TURRAU)
Por Galo Sánchez Vega
Socio Fundador
Secretario y tesorero de la Sociedad hasta 2013
Pero sobre todo, amigo de Pepe
1. PRÓLOGO
Siempre que se pretende glosar la figura de un personaje relevante se hace necesario resaltar el riesgo que se asume de omitir aspectos que para otros pudieran ser significativos y, por el contrario, reflejar situaciones que quizás no tengan la importancia suficiente. Hecha esta salvedad, acepto la colaboración que me solicita la Sociedad Coral de Nava “Allegro”, en la persona de su Presidente, y me enfrento a la ardua tarea de describir la semblanza de nuestro querido José Vicente Ordóñez Noriega (Pepe el Turrau), procurando ser lo más objetivo posible y anticipando que en este ensayo, nada pretencioso, lo más probable es que sea mayor el entusiasmo empleado que el acierto conseguido.
2. DATOS BIOGRÁFICOS
Acontecía la calenda del año 1941 cuando dio en nacer, el día 15 de enero, José Vicente, que sería segundo de tres hermanos, todos ellos hijos de Vicente el de Robustiano (reputado carpintero de la época) y de Marina. Juan es el primogénito (residente en Gijón) y cierra la dinastía Moisés, emigrado allende los mares (Méjico) hace ya unas cuatro décadas. Los dos primeros hermanos vieron la vida en La Vilortera (parroquia de Tresali) y el tercero ya nació en La Turrá (Nava), donde la familia estrenó casa. Precisamente del nombre de este lugar procede el apodo con el que cariñosamente era conocido por todos: Pepe el Turrau o Pepín el de la Turrá.
Después de hacer la primera comunión, ya ingresó en la Escolanía de Covadonga para después pasar al Seminario Metropolitano donde cursó estudios durante 4/5 años. Esta época le puso en contacto con la música (estudió solfeo e inició la carrera de piano, que no pudo finalizar) y marcó hondamente su forma de ser para toda la vida, con unas convicciones religiosas inquebrantables.
Tras algún trabajo esporádico inicial, su vida laboral estuvo siempre vinculada a la Mutua de Accidentes de Trabajo MADIN, localizada en Oviedo, donde se prejubiló a la edad de 63 años. Cuando empezó a trabajar residió en una pensión situada en la C/Manuel Pedregal, de Oviedo, regentada por una señora llamada Maruja que tenía raíces en Ovín y Gradátila. Pensión típica de la época, con una media de ocupación de 12/15 residentes, dividida en sendos pisos para hombres y mujeres, con predominio del sexo varón. Buena parte de los inquilinos eran estudiantes, aunque también había gente trabajadora, procedentes de Nava, si bien también residían vecinos de otros concejos y provincias limítrofes. En esta residencia había un piano vertical, en buen uso y bien afinado, en el que Pepe ensayaba a menudo y lo cuidaba celosamente de las agresiones de algún que otro manazas que intentaba emular atropelladamente su virtuosismo.
Unos años después, adquirió una vivienda en Buenavista donde residió hasta contraer matrimonio, permutando la misma con la propiedad del piso de Nava (Orfelina Álvarez Ovín) en el que estableció su residencia definitiva en compañía de su esposa Rosaura. Fueron Pepe y Rosaura una pareja de largo noviazgo y llegaron al casamiento el 12/10/83 ya en edad “seronda”, lo que se exteriorizó por parte de algunos amigos con una estruendosa traca al final de la ceremonia religiosa. No hubo descendencia pero tampoco estuvieron solos, ya que durante unos años les tocó atender a las madres respectivas, ambas en delicadas condiciones, con un especial protagonismo para Rosaura, que sobrellevó la situación con una dedicación, entrega y abnegación más que encomiables.
Afectado ya desde su juventud por la llamada enfermedad de Crohn, que le hizo pasar por el quirófano varias veces, ingresó en la Residencia Sanitaria para una revisión y un paro cardíaco inesperado truncó su vida el 21/03/13, cuando contaba con 72 años.
3. ACTIVIDAD MUSICAL
Allá por el año 1972 decidió ponerse al frente de un grupo de unos quince chavales de Nava que se reunían esporádicamente en los bares y llagares de la zona para entonar las típicas canciones de chigre (en la alcordanza quedan algunas sidrerías ya desaparecidas en las que se solía cantar en aquella época: El Transporte, Casa Álvarez, El Puente, El Florida . . .). Nació así el Coro de Nava, de voces graves, que se presentó oficialmente en el año 1973. El grupo amplió tanto su repertorio como el número de componentes y tuvo su época dorada con múltiples actuaciones.
A finales de los años setenta se produce la incorporación a la actividad musical de un grupo de voces blancas que se constituyen en el Coro Femenino de Nava, dirigidas inicialmente por Laína Cores, haciendo su presentación en Nava, junto con la Agrupación Coral de voces graves ya existente, en la primavera de 1980. Transcurridos unos meses se hace cargo del grupo el propio José Vicente Ordóñez y un año después se efectúa la fusión definitiva en coro mixto, surgiendo la Agrupación Coral de Nava, Grupo que como todos los coros de estas características, ha tenido sus momentos mejores y peores. También en 1980, y con el ánimo de dotar de una infraestructura estable a la Agrupación Coral y a la vez ampliar la calidad de las actuaciones musicales de grupos contratados, se constituye la Sociedad Coral de Nava “Allegro”, siendo su Presidente fundador el propio José Vicente.
Otra actividad suya fue la de organista/cantor titular de la parroquia de San Bartolomé de Nava, cargo que ostentaba también con carácter, podemos decir, indefinido y a la vez desinteresado. Cubría prácticamente todos los cultos relevantes: Misas de domingos y festivos (con coro de niños al que dirigía), funerales, cabos de año, Navidad, Semana Santa, procesiones. . .
Como director era meticuloso y exigente en los ensayos, con un estilo de dirección muy particular en el que el gesto era de trazo lineal, simétrico, sin exquisiteces estilísticas y parco en ademanes, con los antebrazos pegados al tronco. Interpretaba las obras con tempos más bien alegres y no gustaba de detalles innecesarios, aflorando riñas, a veces estruendosas, cuando las cosas no salían como él pretendía. Ahora bien, como además de a un coro dirigía a un grupo de amigos, estas exasperaciones repentinas resultaban tolerables y no tardaban en volver las aguas a su cauce.
De otra parte, era gran aficionado a la ópera (asiduo de las temporadas oficiales del Teatro Campoamor) y tenía especial predilección por tocar al piano la Marcha Turca de Mozart, el tercer movimiento de la Sonata para piano Nº 11 del genial compositor salzburgués. Esta joya musical es todo un reto para un pianista aficionado, y Pepe tenía la partitura memorizada, recreándose en su interpretación al órgano de la iglesia los domingos cuando terminaba la misa de 12, todo un espectáculo sobre todo cuando introducía en el sonido el registro tutti que inundaba todo el templo con una rimbombante sonoridad.
4. OTRAS ACTIVIDADES
Atraído por la montaña en su mocedad, con especial predilección por surcar rutas en los Picos de Europa, ya en edad un poco más madura la afición por el fútbol y, sobre manera, su generosidad y el ánimo de colaboración, le llevó a hacerse cargo de la presidencia del Club Europa de Nava en una época muy difícil en la que el equipo, fundado en 1940, estaba al borde de la desaparición. Estamos hablando de una etapa comprendida, más o menos, entre el año 1988 y el año 2002, si bien después siguió vinculado al Club, de una u otra manera, hasta su fallecimiento, compaginando pues, junto con la actividad coral, dos menesteres bien distintos.
5. PERFIL HUMANO
Era Pepe un hombre conservador, prudente, reflexivo, poco dado a alborotos ni a discusiones acaloradas. De porte clásico, siempre se le veía repeinado hacia atrás y con vestimenta nada informal, ataviándose con traje y corbata los domingos y luciendo camisa de manga corta, con pantalón sujetado por tirantes, en los meses veraniegos.
Tres eran los rasgos más característicos que definían su perfil:
- La bonhomía: Afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento (definición extraída del diccionario de la Real Academia Española de la Lengua).
- El altruismo: Diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio (también del diccionario de la RAE).
- Unido a lo anterior, el servicio a los demás: Siempre estaba pronto a complacer y servir a otros.
Ya en un terreno más cercano a quien esta biografía suscribe, cabe señalar que Pepe era muy apreciado y “caía” muy bien en la familia Sánchez (¡qué formal ye esti rapaz de la Turrá¡, sentenciaba Hugo atinadamente), de modo que los que entonces empezábamos a sacar los pies de las alforjas y nos distraíamos más de la cuenta para volver a casa, teníamos indulgencias plenarias si justificábamos que habíamos estado con el Turrau.
6. EPÍLOGO
La trascendencia de la figura de José Vicente queda bien reflejada en el otorgamiento de una plaza en el centro de la villa naveta a nombre suyo, según acuerdo tomado unánimemente por la Corporación Municipal en el Pleno Ordinario celebrado el 7/10/13 atendiendo la propuesta dirigida por esta Sociedad Coral de Nava “Allegro”. La placa con el nombre de la plaza fue descubierta el 30/11/13 en una tarde lluviosa que no impidió la asistencia de un numeroso grupo de amigos de Pepe.
Con su prematuro fallecimiento se nos fue un trozo de nuestro concejo, una parte de nuestra cultura, un pedazo de la historia local naveta, un hombre sencillo al que no se le puede rendir un mejor homenaje que haber conseguido la refundación de “su” coro. Enhorabuena, pues, a su Director, a todos sus componentes y, en especial, a la Junta Directiva de la Sociedad Coral de Nava “Allegro” que hizo realidad lo que parecía un sueño utópico, una ilusión otrora inalcanzable.
Nava, tantos de mayo de 2016